LA NAVIDAD Y SUS REGALOS

“(...) VIERON AL NIÑO CON MARÍA, SU MADRE; Y CAYENDO DE RODILLAS LO ADORARON (...)” (Mt 2,11)
En Navidad nos hacemos regalos unos a otros como muestra de nuestro deseo de amarnos como hermanos según Dios, que es nuestro Padre; también como expresión de alegría porque nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.

Los Reyes Magos nos traen obsequios para recordarnos aquéllos primeros (oro, incienso y mirra) que ofrecieron al Niño-Dios, que era y es toda la Bondad Divina hecha hombre. Así nos quieren animar a ser buenos a imitación Suya y por Su Gracia; desean que seamos de "buena voluntad" (amando la de Dios) para poder recibir el regalo auténticamente valioso que Dios nos hace: su Amor, su Paz, su Salvación...
Dios nos hace el mayor de los regalos posibles: se nos ha dado a Sí mismo para ser Dios-con-nosotros (Emmanuel) para siempre; vive realmente entre nosotros en la Sagrada Eucaristía.

En la Fiesta de la Epifanía del Señor celebraremos que Él se nos ha manifestado, nos ha revelado su Ser Divino y nos ha dado tres grandes muestras de su acercamiento y Amor a los hombres: la adoración de los Reyes (en que se significa que la salvación es para todos los hombres sin distinción de razas), el Bautismo de Jesús y las Bodas de Caná.
Toda la vida de Jesús es como una epifanía, un camino de luz. Él nos muestra Su Rostro, se manifiesta como luz del mundo (Cf.Jn 9,5) y Salvador que nos lleva al Amor del Padre, para que Le conozcamos, Le contemplemos, Le amemos...Así seremos modelados según Su Corazón que es la meta del cristiano peregrinar: la santidad.
María contempló de tal manera al Señor que la Paz del Cielo se encarnó en Su Seno virginal. Él quiso venir a nosotros por medio de Ella, haciéndola Madre de Dios. Comenzaremos el nuevo año, festejando la Maternidad Divina de María el día 1 de enero; felicitaremos entonces a nuestra Madre por tan gran honor.
Además Dios nos ha hecho el gran don de que Ella sea también Madre nuestra. Querrá, pues, que nosotros vayamos a Él (nuestro fin último) por medio de María, el camino más dulce, sencillo y seguro.
La contemplación de los misterios de la vida de Jesús, hecha en compañía de María y a imitación suya, a través de sus ojos y Su Corazón, constituye el rezo del Santo Rosario.
El Santo Padre, venerable Juan Pablo II, nos “rogó de corazón” que lo rezáramos todos, cada día, para implorar de Dios el don de la paz para el mundo, y construirla desde nuestro corazón. También por las familias.
El Papa Benedicto XVI nos ha vuelto a hacer la misma recomendación invitándonos, también a releer la Carta Apostólica
Rosarium Virginis Mariae, para conocer mejor su importancia y hermosura.
Si redescubrimos el valor, la belleza, la simplicidad y a la vez, profundidad evangélica de esta oración, veremos que edifica en nosotros el conocimiento y Amor de Dios, por medio del silencio interior y la oración del corazón. Iremos entretejiendo el ritmo de nuestra vida, armonizándola con el ritmo de la vida Divina.
Deberíamos hacerle este regalo al mundo, pues la única paz verdadera, la única salvaguarda del medio ambiente y de todo lo bueno que tan amenazado está, vendrán como don de Dios, en el Amor y por el Amor. Primero en nuestros corazones, expandiéndose progresivamente después.
Para ello hemos de colaborar y ser, generosamente,
“nosotros-con-Dios” puesto que Él se nos ha entregado por Amor para ser “Dios-con-nosotros”.
¿Te animas a comenzar el nuevo año con el propósito de sumarte a los muchos que cada día rezan el Santo Rosario?
(Si no sabes rezarlo o no quieres hacerlo solo, únete a otros miembros de la Parroquia; también puedes añadirte a los oyentes de Ràdio Estel, todos los días a las 7:00 de la mañana en el 106.6 FM)

¡Feliz y Santa Navidad y que en el año 2006 el Señor nos bendiga a todos con el don de la Paz!

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